(36.0 x 52.0 cm., aprox. 1872.0 cm2 - 167.1% en 2 páginas )
Fui muy sibarita, ya no. Los mayores estamos convencidos de que tenemos que comer poco y bien para tener una buena vejez. Mi plato favorito es una entrada de jamón serrano.
Mi primer recuerdo de infancia fue cuando mi padre se fue a España en el Reina Elizabeth. Fue en 1934, y mi mamá le hizo una fiesta en Talcahuano. Yo tenía cuatro años.
Mi papá tenía un negocio de telas y era sastre en Talcahuano. Los veranos me iba al negocio con él a vender o a la caja, pero nunca aprendí de géneros. Mi papá quería que fuéramos profesionales, así que no nos dejó meternos mucho en el negocio.
Con mi señora, que era chilena, nos casamos en España. Ella era profesora de inglés y murió hace dos años. Las mujeres viven más que los hombres, siempre pensé que me iba a morir yo antes, que no iba a ser un viudo. Mi señora fumaba mucho y murió de cáncer al pulmón.
Fumé desde los 15 años hasta los 61, cuando se presentó por primera vez el proyecto de ley para regular el consumo del tabaco. Para poder firmarlo, un senador DC me exigió dejar de fumar, y lo dejé de un día para otro.
Me habría encantado ser futbolista. En el campo tenemos una cancha chiquitita, con dos arcos: con mis hijos y nietos hacemos mano a mano, y siempre pierdo. Me visto como jugador, con short y polera, pero hasta con pantalón de huaso chuteo. Tenía zapatos de fútbol, pero se me inundaron para el terremoto.
Soy de Unión Española. Me habría gustado ser como el arquero Hernán Fernández.
Fui el primer profesional de mi familia. Entré a estudiar Medicina porque tenía una concepción solidaria con la gente. Un tío de mi madre hacía medicina interna, ayudaba a la gente, hacía domicilios, y eso me marcó mucho.
A veces he echado de menos trabajar como médico. La medicina es como el sacerdocio, crea carácter trabajar como médico. Uno es médico todo el tiempo, hasta que se muere. Cuando la señora Carolina Goic me consultó que tenía múltiples ganglios en el cuello, le planteé mi sospecha que después se confirmó.
Como senador cumplí una etapa. Todo en la vida tiene una duración determinada, uno no puede ser viejo y seguir jugando a las bolitas, o en mi caso, siendo eternamente senador. Agradezco a los que en las últimas encuestas dijeron que votarían por mí en una mayoría sustancial, pero tengo que pasar a otra etapa más reposada. Llevo 35 años de representación popular: dos años de concejal, nueve de diputado, 24 de senador. Es suficiente.
Como soy diabético, mi placer culpable es comerme un chocolate. Me los como igual. Hoy me inyecto insulina.
Es bueno que la verdad histórica sea muy precisa (respecto del golpe militar). Hubo dos opciones. Patricio Aylwin, y yo diría que la mayoría del partido, consideró que la forma en que se llevaba el gobierno de la UP era insufrible, que iba a llevar a un golpe desde la izquierda y eso podía llevar a una situación como la de Cuba. En esas condiciones, frente al golpe militar, dijeron: entre un golpe marxista que puede durar muchos años y un golpe militar que va a durar muy poco¿ El grupo de nosotros, los 13, dijimos que frente a una dictadura de cualquier naturaleza nosotros no hacíamos distinciones. Estábamos seguros de que el modelo iba a ser un golpe a lo franquista, y lo rechazamos. Sabíamos que iba a ser terrible.
Soy un católico con escape libre.
Mi dolor más grande en la vida fue cuando murió mi padre de un accidente vascular. Luego la muerte de mi hermano, y de mi esposa. Y, por supuesto, el golpe militar.
Como papá no fui muy ayudador. Yo me valoro como mal papá, creo que debí haber ayudado más a mis hijos. La política me alejó de ellos, porque la forma en que antes hacíamos la política era muy dura.
Como abuelo soy chocho, mis nietos mayores tienen 20 años y el menor tiene 12. El tuvo un accidente cerebral fruto de un mal manejo en el parto... El también es de mis dolores más grandes. Lo quiero mucho.
Del gobierno de Piñera encuentro que lo mejor es que haya sacado adelante el posnatal y se avanzó el 7% para los viejos. Fueron cosas que nosotros impulsamos y no pudimos sacar por la oposición del Ministerio de Hacienda.
Creo que el próximo Presidente de Chile va a ser Michelle Bachelet. Me hubiese gustado que fuera un democratacristiano, pero están dadas las condiciones para lo otro. Si Andrés Velasco fuera el candidato de consenso, no votaría por él.
Toda mi vida he andado a caballo, ahora estoy más limitado, porque me intervinieron el año pasado, pero voy a volver a hacerlo. Me gusta la forma de los caballos, los estudio y colecciono figuras de caballo parados en sus patas. Debo tener unas 40. De los caballos de verdad, tenemos 16 en el campo.
No me gusta bañarme en el mar. Estuve a punto de ahogarme y quedé resabiado, como dicen los huasos. En Talcahuano, como a los siete años, un amigo de mi padre me tomó en brazos y me lanzó al mar. Antes la bahía de Talcahuano era maravillosa, todos nos bañábamos. Ahora está ocupada con las cosas de la Armada.
Creo que lo peor que le hace a la política es el Twitter y los correos cortos. Decir todo lo que se piensa en 140 caracteres es de un egocentrismo, en que no se alcanza a decir nada y rebaja el debate político.
Mi visión de la muerte era lejana cuando era joven. Incluso, maravillosa, cuando veía la muerte de los grandes hombres y santos. Ahora la veo con un poco de tristeza, porque voy a dejar atrás cosas con las que me he ido encariñando. No le tengo miedo a la muerte, pero sí al dolor previo.
Mi primer recuerdo de infancia fue cuando mi padre se fue a España en el Reina Elizabeth. Fue en 1934, y mi mamá le hizo una fiesta en Talcahuano. Yo tenía cuatro años.
Mi papá tenía un negocio de telas y era sastre en Talcahuano. Los veranos me iba al negocio con él a vender o a la caja, pero nunca aprendí de géneros. Mi papá quería que fuéramos profesionales, así que no nos dejó meternos mucho en el negocio.
Con mi señora, que era chilena, nos casamos en España. Ella era profesora de inglés y murió hace dos años. Las mujeres viven más que los hombres, siempre pensé que me iba a morir yo antes, que no iba a ser un viudo. Mi señora fumaba mucho y murió de cáncer al pulmón.
Fumé desde los 15 años hasta los 61, cuando se presentó por primera vez el proyecto de ley para regular el consumo del tabaco. Para poder firmarlo, un senador DC me exigió dejar de fumar, y lo dejé de un día para otro.
Me habría encantado ser futbolista. En el campo tenemos una cancha chiquitita, con dos arcos: con mis hijos y nietos hacemos mano a mano, y siempre pierdo. Me visto como jugador, con short y polera, pero hasta con pantalón de huaso chuteo. Tenía zapatos de fútbol, pero se me inundaron para el terremoto.
Soy de Unión Española. Me habría gustado ser como el arquero Hernán Fernández.
Fui el primer profesional de mi familia. Entré a estudiar Medicina porque tenía una concepción solidaria con la gente. Un tío de mi madre hacía medicina interna, ayudaba a la gente, hacía domicilios, y eso me marcó mucho.
A veces he echado de menos trabajar como médico. La medicina es como el sacerdocio, crea carácter trabajar como médico. Uno es médico todo el tiempo, hasta que se muere. Cuando la señora Carolina Goic me consultó que tenía múltiples ganglios en el cuello, le planteé mi sospecha que después se confirmó.
Como senador cumplí una etapa. Todo en la vida tiene una duración determinada, uno no puede ser viejo y seguir jugando a las bolitas, o en mi caso, siendo eternamente senador. Agradezco a los que en las últimas encuestas dijeron que votarían por mí en una mayoría sustancial, pero tengo que pasar a otra etapa más reposada. Llevo 35 años de representación popular: dos años de concejal, nueve de diputado, 24 de senador. Es suficiente.
Como soy diabético, mi placer culpable es comerme un chocolate. Me los como igual. Hoy me inyecto insulina.
Es bueno que la verdad histórica sea muy precisa (respecto del golpe militar). Hubo dos opciones. Patricio Aylwin, y yo diría que la mayoría del partido, consideró que la forma en que se llevaba el gobierno de la UP era insufrible, que iba a llevar a un golpe desde la izquierda y eso podía llevar a una situación como la de Cuba. En esas condiciones, frente al golpe militar, dijeron: entre un golpe marxista que puede durar muchos años y un golpe militar que va a durar muy poco¿ El grupo de nosotros, los 13, dijimos que frente a una dictadura de cualquier naturaleza nosotros no hacíamos distinciones. Estábamos seguros de que el modelo iba a ser un golpe a lo franquista, y lo rechazamos. Sabíamos que iba a ser terrible.
Soy un católico con escape libre.
Mi dolor más grande en la vida fue cuando murió mi padre de un accidente vascular. Luego la muerte de mi hermano, y de mi esposa. Y, por supuesto, el golpe militar.
Como papá no fui muy ayudador. Yo me valoro como mal papá, creo que debí haber ayudado más a mis hijos. La política me alejó de ellos, porque la forma en que antes hacíamos la política era muy dura.
Como abuelo soy chocho, mis nietos mayores tienen 20 años y el menor tiene 12. El tuvo un accidente cerebral fruto de un mal manejo en el parto... El también es de mis dolores más grandes. Lo quiero mucho.
Del gobierno de Piñera encuentro que lo mejor es que haya sacado adelante el posnatal y se avanzó el 7% para los viejos. Fueron cosas que nosotros impulsamos y no pudimos sacar por la oposición del Ministerio de Hacienda.
Creo que el próximo Presidente de Chile va a ser Michelle Bachelet. Me hubiese gustado que fuera un democratacristiano, pero están dadas las condiciones para lo otro. Si Andrés Velasco fuera el candidato de consenso, no votaría por él.
Toda mi vida he andado a caballo, ahora estoy más limitado, porque me intervinieron el año pasado, pero voy a volver a hacerlo. Me gusta la forma de los caballos, los estudio y colecciono figuras de caballo parados en sus patas. Debo tener unas 40. De los caballos de verdad, tenemos 16 en el campo.
No me gusta bañarme en el mar. Estuve a punto de ahogarme y quedé resabiado, como dicen los huasos. En Talcahuano, como a los siete años, un amigo de mi padre me tomó en brazos y me lanzó al mar. Antes la bahía de Talcahuano era maravillosa, todos nos bañábamos. Ahora está ocupada con las cosas de la Armada.
Creo que lo peor que le hace a la política es el Twitter y los correos cortos. Decir todo lo que se piensa en 140 caracteres es de un egocentrismo, en que no se alcanza a decir nada y rebaja el debate político.
Mi visión de la muerte era lejana cuando era joven. Incluso, maravillosa, cuando veía la muerte de los grandes hombres y santos. Ahora la veo con un poco de tristeza, porque voy a dejar atrás cosas con las que me he ido encariñando. No le tengo miedo a la muerte, pero sí al dolor previo.
Me habría encantado ser futbolista. En el campo tenemos una cancha chiquitita. Me visto con short y polera, pero hasta con pantalón de huaso chuteo.
Todo en la vida tiene una duración, uno no puede ser viejo y seguir jugando a las bolitas, o en mi caso, siendo eternamente senador.
Todo en la vida tiene una duración, uno no puede ser viejo y seguir jugando a las bolitas, o en mi caso, siendo eternamente senador.
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