viernes, marzo 22, 2013

CARTA AL MERCURIO – 8 de marzo de 2013.



Las Mayores Fortunas y la Desigualdad

Sr. Director:
Recientemente se ha publicado sin mayores comentarios, el ultimo ranking de la
revista Forbes con las personas más ricas del mundo, entre las cuales Chile ha ampliado
su participación de 5 a 14 personas o familias que figuran en este exclusivo grupo de las
mayores fortunas del planeta. A partir de los antecedentes que se proporcionan, los 14
multimillonarios chilenos, con US$ 61.350 millones en haberes, representan un 20% del
PIB de Chile (FMI 2013), lo que deteriora aún más las ya malas cifras de distribución del
ingreso de Chile que señalan que “el 10% más rico de la población alcanza un 39% del
ingreso total” (CASEN 2011).
Más allá de lo anterior, no es posible ignorar en el otro extremo, que en
Noviembre de 2012, tras un duro debate parlamentario el salario mínimo en Chile
quedó fijado en $193.000 por mes (unos US$ 406,3). Es decir, un trabajador (a) chileno
(a) sin gastar un centavo en su subsistencia y ahorrando todo su ingreso, necesita
205 años para acumular solo 1 millón de dólares. ¿Cuantas generaciones de él y su
grupo familiar requerirían para acumular en este tan inequitativo sistema actual unos
US$2.500 millones?
No es posible referirnos en este breve espacio al inmenso Escándalo Ético
que representa la abismante desigualdad a que hemos llegado (que antiguamente
los cristianos llamábamos “pecado social”), a pesar de los importantes avances en
reducción de la pobreza de los últimos 25 años. Pero hemos aprendido que la pobreza
impide y destruye las capacidades individuales y familiares; en cambio la desigualdad
destruye las confianzas, la cohesión y el capital social de una nación. Algunos todavía
creen que la desigualdad es inevitable en un mercado y una sociedad libre. Otros
creemos, especialmente los cristianos, que la desigualdad actual es la manifestación
evidente del fracaso de nuestra forma de vida.
En el tiempo que vivimos, ya todo indica que los movimientos sociales han
llegado para quedarse, que la sociedad civil ya no será un espectador resignado, que
progresivamente pondrá de manifiesto todo el poder ciudadano que posee, a partir de
las modernas tecnologías de la comunicación disponibles.
Creemos, que estamos en una ocasión histórica única para redefinir el sistema
económico- financiero y político que nos rige, mas allá de pequeños logros coyunturales,
en favor de un amplio acuerdo que nos eleve hacia un mucho más claro nivel de equidad
y justicia social.

Mariano Ruiz Esquide
Senador
Juan Guillermo Espinosa
Economista

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