Cartas : Aniversario del terremoto

La Tercera 26 Febrero 2011 p. 64 Correo -
Señor director:
Al cumplirse un año del terremoto y maremoto, creo que no es una fecha para conmemorar, no es tampoco para recordarla en una parafernalia llena de estadística, y menos aún es para transformarla para denostar políticamente a nadie.
Es la hora del recogimiento esperanzador, para rogar por un "nunca más, tanto en la violencia de la naturaleza como en los errores cometidos por todos". Es la hora de lamer nuestras heridas y recordar a los que perdimos. Es la hora también de mirarnos en el aura maravillosa de nuestros compatriotas, que mostró lo mejor de sí en esa noche. Pero es también la hora del examen como país para entender qué fue lo que nos pasó cuando se desintegraron los valores en hombres y mujeres que nos avergonzaron por el deber no cumplido, el saqueo inconducente o el aprovechamiento de imágenes para su propio capot.
No repitamos en este 27 de febrero un ceremonial que nos separe, nos destruya y nos agobie en los pronósticos de esta experiencia.
A los que todo lo perdieron, nuestro abrazo fraterno.
A los que nada sufrieron, les pedimos un gesto permanente de solidaridad hasta que duela.
A los que tienen miedo, un esfuerzo de serenidad y esperanza.
A los que sienten ira, paz.
Nos debemos un examen profundo del por qué de cada hecho sucedido. Pero nos debemos también un grito de fe y vida en los valores que se han ido perdiendo. Todos y cada uno de nosotros nos merecemos también ese hilo misterioso y sutil que hace la diferencia entre el simple sobrevivir y el volver a vivir.