lunes, agosto 04, 2008

Sesión 39ª, especial (miércoles 30 de julio de 2008

REPÚBLICA DE CHILE, SENADO
(FUENTE OFICINA DE REDACCIÓN SENADO DE LA REPUBLICA)

Legislatura 356ª
Sesión 39ª, especial (miércoles 30 de julio de 2008)


ORDEN DEL DÍA

DESIGNACIÓN DE SEÑOR ALFREDO PFEIFFER RICHTER COMO MINISTRO DE LA CORTE SUPREMA



El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, yo voy a votar que no. No voy a apoyar el nombramiento del señor Pfeiffer. Y no pensaba tampoco hablar. Sin embargo, en el debate se han planteado algunas observaciones y algunos lineamientos en la discusión para rebatir a quienes estamos en contra de su nombramiento que no me parece que puedan dejarse pasar, a lo menos, en mi conciencia.
Primero, señor Presidente, los acuerdos hay que cumplirlos. Yo no comparto esa tesis, salvo en aquellos momentos en que uno cree que sobrepasa lo que es nuestra obligación de conciencia, donde uno puede estar equivocado o no, pero, en definitiva, es eso lo que nos mueve cuando se trata de nombramientos de personas que van a ejercer una cosa tan extremadamente delicada como es la justicia y sus planteamientos y sus resoluciones.
Aquí no estamos, como dijo algún Senador u otro más, quienes vamos a votar en contra por tener una Corte Suprema absolutamente pareja, que piense igual, que se transforme en una suerte de totalitarismo judicial. Soy, personalmente, contrario, incluso a algunas resoluciones que ha tomado el Congreso con demasiada frecuencia al señalar que debe ser el magisterio de la Corte Suprema quien resuelva algunos temas de carácter legislativo. No creo en la eforocracia. Creo que debe haber una compensación en los términos que conocemos de igualdad de todos los poderes y el respeto de todos los poderes y la equiparidad de las posibilidades de actuar.
Aquí se ha dicho que, se ha mencionado que pudiéramos ser en este planteamiento casi como lo que sucedió en la justicia o en Rusia o en Sudáfrica o en otras partes, y para ser justos, tendríamos que agregar también en nuestro Chile en los tiempos de la dictadura militar.
Y, por lo tanto, uno tiene la obligación también de actuar de una forma tal que los antecedentes de las personas, independiente de la diversidad que deseamos, no creo que uno pueda olvidar cuál es la postura que se tiene en determinadas cosas que son esenciales.
Y en este caso, señor Presidente, termino señalando, que yo creo que es el caso mencionado y que a mí me golpea mi conciencia.
La libertad, señor Presidente, para mí ha sido un tema, como a todos ustedes, de tremenda exigencia. Desde que me introduje en la cosa política, en cualquier rango que sea, la libertad, esa roca tan preciada que tiene más valor que las rocas del fondo del mar, como diría don Quijote, es en verdad una necesidad imperiosa para mí.
Y los antecedentes que tengo del señor Pfeiffer me demuestran que su visión del mundo es absolutamente contraria con lo que yo pienso. Pero no en términos de ser contrariado por el pensamiento que él tenga sobre la vida o la sociedad o los derechos por alguna persona como hemos votado de otros Ministros que han sido de gran cercanía con la Alianza, o con la Derecha o con la visión conservadora. Yo he votado con ellos sin ningún problema. Pero creo que en este caso sobrepasa la posibilidad de aceptar sus planteamientos. Porque creo, honestamente, que un Ministro cuando administra la justicia obviamente se mueve en virtud de sus pensamientos más profundos, y esos creo que escapan al rango de diferencia que es posible aceptar.
Por eso voy a votar que no.

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