martes, junio 03, 2008

Intervención del Senador, don Mariano Ruiz-Esquide en sala con motivo discusión Proyecto de Ley que modifica las normas de construcción urbana


Señor Presidente :

El tema que estamos tratando puede analizarse desde distintos puntos de vista. Más que el sólo tecnicismo me interesa referirme al significado que tiene un proyecto que busca resolver las falencias de nuestras ciudades cada vez, más grandes, menos saludables, mal distribuidas, con ghettos de gran riqueza y de ultra pobreza que ya no cabe duda, son más un nicho de distorsión de sus habitantes que un espacio gregario. Todo aquello que permita intervenir - desde la visión global y técnica hasta la participación ciudadana – tendrá mi apoyo dado el fracaso total desde la perspectiva señalada.

Por otra parte no cabe duda que la plena y abusiva libertad para construir nuestras ciudades ha significado en general – salvo en lugares de alto costo – conjuntos urbanos disociadores y segregadores en razón de la riqueza, que completa magníficamente la brecha de nuestra sociedad, causa primera del quiebre cultural y social de la irritación de los habitantes.

En esta misma línea nadie podría señalar con certeza que los trastornos de conducta privada y colectiva de los centros urbanos, provienen de esta realidad urbana o citadina, pero nadie duda ya de su tremenda influencia negativa. La uniformidad de sus construcciones, su falta de hermosura, la carencia de lugares de esparcimiento y la imposibilidad – por razones económicas – de implementación deportiva y social son el origen de maltrato infantil y delincuencia juvenil. Es también un factor principalísimo del maltrato infantil ya iniciado desde la casa estrecha, la familia disgregada, la pareja sin afecto y una sociedad obligadamente agresora. Por eso reitero : todo lo que permita modificar el urbanismo como factor negativo del punto de vista constructivo, sino como una exigencia de inclusión social y factor de desarrollo interior, es bienvenido y por ende como parte de una política futura pero pronta.

Chile ha tenido en esta materia un rumbo cambiante desde la creación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo – que curiosamente no correspondió informar en la Cámara de Diputados con argumentos muy similares y con una tremenda esperanza.

Desde esos años hasta ahora el Chile urbano es otro y sus grandes ciudades han sufrido el impacto de la inmigración rural con el crecimiento marginal extendiendo su radio de construcciones a niveles absolutamente injustificados, con el despoblamiento central y también con el crecimiento de sectores lujosos, alejados del resto y con una clara significación de apartheid. Esto ha transformado nuestras megaciudades – especialmente Santiago – en escuelas del delito los que otrora fueron barrios apacibles y de larga gregariedad.
¡Estos Fabio,ay dolor!
que son ahora
dolosos entornos,
fueron entonces
dulces lugares!
Podría decirse con nostalgia pero también con la ilusión de recomponerlos.

En Santiago – como señalé – se agrega el uso indiscriminado de la precordillera – que al ser pavimentada para la natural urbanización – termina originando las comunidades pendiente abajo sin la exigencia de una evacuación necesaria. ¡ El confort de unos termina siendo más pobreza de otros de menos renta. Si el proyecto va a ayudar a corregir esto será un cambio de giro de la construcción y el urbanismo citadino.

Ya en aquellos años de la creación del Ministerio – que es de Vivienda y Urbanismo – planteé estos argumentos y otros – relacionados con la influencia de la expansión territorial y el error de las construcciones pequeñas, estrechas, contrarias en su diseño al desarrollo de la familia y muy especialmente de los niños. En el transcurso d estos 40 años se ha intensificado, en la década del 80, un diseño de ciudades disociadoras, verdaderos muros para alejar a los más pobres rompiendo la vieja concepción colonial y de la independencia o de la tradición europea antigua donde vivían distintos niveles sociales.
Esta realidad es la que nos duele y por ello tenemos esperanza que esta ley permita corregirla.

Para esto le ruego a la Sra. Ministra considerar la necesidad de incorporar en los diseños públicos y también privados, la participación de sicólogos infantiles para permitir expansión para la convivencia de los niños, como lo he pedido a los anteriores ministros y ministros de educación que todo establecimiento educacional tenga – desde su construcción – un lugar deportivo techado.

Hemos visto un aumento un aumento de la delincuencia juvenil ¿ pero que otra cosa puede esperarse de un maltrato infantil desde la más tierna edad en parejas dispersadas, familias sin espacios, barrios sin juegos, ciudades segregadas en una diferencia de ingresos criminal?.

Tengo confianza en la Ministra y su ministerio y confianza en una visión y misión más humana y progresista.

Votaré que sí.

HE DICHO

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