viernes, marzo 15, 2013

FORTUNAS Y LA DESIGUALDAD




El Mercurio 15 Marzo 2013 Cuerpo A p. 2 Cartas 
(16.5 x 11.0 cm.aprox. 181.5 cm2 - 9.7% de 1 página )
Señor Director:

Recientemente se ha publicado, sin mayores comentarios, el último ranking de la revista Forbes con las personas más ricas del mundo; entre las cuales, Chile ha ampliado su participación de cinco a 14 personas o familias que figuran en este exclusivo grupo de las mayores fortunas del planeta.

A partir de los antecedentes que se proporcionan, los catorce multimillonarios chilenos, con US$ 61350 millones en haberes, representan un 20% del PIB de Chile, lo que deteriora aún más las ya malas cifras de distribución del ingreso de Chile, que señalan que "el 10% más rico de la población alcanza un 39% del ingreso total" (encuesta Casen 2011).

Más allá de lo anterior, no es posible ignorar en el otro extremo que en noviembre de 2012, tras un duro debate parlamentario, el salario mínimo en Chile quedó fijado en $193.000 por mes (unos US$ 406,3). Es decir, un trabajador chileno, sin gastar un centavo en su subsistencia y ahorrando su ingreso, necesita 205 años para acumular solo 1 millón de dólares. ¿Cuántas generaciones de él y su grupo familiar se requerirían para acumular en este tan inequitativo sistema actual unos US$ 25.000 millones?

No es posible referirnos en este breve espacio al inmenso escándalo ético que representa la abismante desigualdad a que hemos llegado (que antiguamente los cristianos llamábamos "pecado social"), a pesar de los importantes avances en reducción de la pobreza de los últimos 25 años. Pero hemos aprendido que la pobreza impide y destruye las capacidades individuales y familiares; en cambio, la desigualdad destruye las confianzas, la cohesión y el capital social de una nación.
Algunos todavía creen que la desigualdad es inevitable en un mercado y una sociedad libre. Otros creemos, especialmente los cristianos, que la desigualdad actual es la manifestación evidente del fracaso de nuestra forma de vida.

En el tiempo que vivimos, ya todo indica que los movimientos sociales han llegado para quedarse, que la sociedad civil ya no será un espectador resignado, que progresivamente pondrá de manifiesto todo el poder ciudadano que posee, a partir de las modernas tecnologías de la comunicación disponibles.

Creemos que estamos en una ocasión histórica para redefinir el sistema económico-financiero y político que nos rige, más allá de pequeños logros coyunturales, a favor de un amplio acuerdo que nos eleve hacia un mucho más claro nivel de equidad y justicia social.

Autor: MARIANO RUIZ-ESQUIDE JARA Senador

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