martes, octubre 04, 2011

La racionalidad política.

Mucho se ha hablado de los errores de las dirigencias políticas y parlamentarias y de la falta de un hilo conductor producida por ambiciones personales. Comparto esta visión y la he señalado casi con majadería. Pero también hay actitudes que más bien corresponden a errores en el análisis de la realidad chilena o en una franca irracionalidad que no puede entenderse y excusarse.

En el caso de la propuesta de reunir a los partidos Socialista, Partido por la Democracia y Partido Radical Social Demócrata en un nuevo referente de izquierda en el afán de conglomerar a otros partidos – para desde esa perspectiva – eventualmente negociar con la Democracia Cristiana.

A la fecha de hoy 3 de octubre, pareciera que todo volverá fojas cero ya que ni siquiera los convocados recogieron la idea que no tenía consulta previa. La Democracia Cristiana por su parte la rechazó, respaldada por la directiva del Partido Socialista.

Se me dirá a que hablar de esto si ya no cuajó.

Por varias y útiles razones.

Primero, porque en política no es gratis hacer propuestas un tanto inconsultas porque eso se paga con la confiabilidad que se pierde.

Segundo, porque la historia chilena demuestra, desde hace por lo menos 60 años, que el juego de los 3/3 derrumbó la democracia y el gran avance - a partir de 1989 - es la creación de alianzas y gobiernos de mayoría política y social. Volver a tener eventualmente gobiernos de minoría es un suicidio asistido y jugar con la historia de Chile.

Tercero, porque la experiencia internacional muestra que mayoritariamente “pasaron los tiempos” para insistir en experiencias que terminaron siendo nefastas para el desarrollo económico y político de los países.

Cuarto, porque ello produce inevitablemente un golpe a la Democracia Cristiana, parte de la actual Concertación sin ninguna ventaja objetiva para los partidos que se conglomerarían en este tercer referente.

Soy de aquellos que desde hace muchos años, tal vez cincuenta, que con socialistas y radicales en su tiempo, hemos buscado una mayoría progresista para el país y ojalá en la vieja concepción de la Unidad Político-Social del pueblo. No hay duda de esta posición que muchos siempre hemos sostenido.

Como creo que romper esta alianza creadora que hemos tenido – con la que podemos recrear un espectro más amplio y con un gran programa nacional- no me es fácil entender las razones profundas de la propuesta. Sé que +esta fue siempre una aspiración de la izquierda universal en los primeros dos tercios del siglo pasado, pero sé también que e los últimos 30 años ha sido una visión superada por la propia izquierda. La pregunta siguiente es entonces ¿es que hay un intento deliberado de algunos en la izquierda chilena de aislar a la democracia cristiana o destruirla?. Algunos demócratas cristianos tienen la sensación que así es, pero yo, por el momento creo que ello es sólo esta pérdida de un análisis correcto.

En cualquiera de las dos opciones son válidos los dos documentos históricos:

El primero, en la vieja frase de don Quijote :”la razón de vuestra sin razón que a la razón hace nublar vuestra entendedora que con razón se oscurece”

La segunda, es la carta de Radomiro Tomic a Salvador Allende en el apño 1972 a propósito del fracaso de una modificación electoral que se había concordado: “En una discusión como ésta –parecida a la actual – nadie puede pedir a la Democracia Cristiana que se haga un harakiri”.

En este tiempo, tampoco.

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