En Estados Unidos se les pasó la mano con la fertilización asistida
Las Últimas Noticias 9 Septiembre 2011 p. 19 Sociedad
Padres afectados temen que sus hijos se casen entre sí sin saberlo.
H ace siete años la norteamericana Cynthia Daily y su pareja recurrieron a un donante de esperma para tener un hijo. Todo iba bien hasta que un día ella decidió ponerse a curiosear en un registro de Internet para ver cuántos medio hermanos tenía su pequeño. Guardaba la esperanza de que, quizás, podría organizar una moderna reunión familiar. Con el resultado quedó espantada: la cifra va en 150 y sigue creciendo. "Es loco cuando los vemos a todos juntos, son todos iguales", contó Cinthya a "The New York Times".
El tema atormenta a muchos en Estados Unidos, donde han proliferado los grupos de familias en similar situación, algunos con 50 hermanos. Nadie sabe realmente cuántos niños nacen cada año en ese país por inseminación artificial, mientras expertos y padres advierten que este desbande de guaguas del mismo progenitor puede traer dos consecuencias complicadas. "En primer lugar, existe la posibilidad de que los niños que comparten la mitad de sus genes se casen entre sí -la consanguinidad involuntaria o incesto accidental- y, segundo, un donante puede transmitir una enfermedad genética a decenas de personas", detalla desde Washington Naomi Cahn, autora de "Las familias de tubo de ensayo: por qué los mercados de fertilidad necesitan regulaciones legales".
Wendy Kramer es una de las afectadas: su hijo Ryan tiene unos 20 hermanos. Ella creó el sitio web Donorsiblingregistry.com para reunir a otras familias y ha liderado una lucha para que las autoridades pongan un límite legal para el uso de esperma de una misma persona y para que se acabe el anonimato del progenitor (entre otras demandas, como que les hagan un perfil genético), pero confiesa que no les ha ido nada bien.
Desde Colorado explica que "la industria de la medicina reproductiva no ha respondido a ninguno de los temas que hemos estado descubriendo. Ellos siguen funcionando sin tener un registro preciso, sin compartir ni actualizar información médica y sin dar adecuada educación ni consejería a las familias receptoras, así como a las donantes".
En Chile el asunto no ha prendido. "Se tomó conciencia de eso, pero no llegamos a ninguna limitación", dice el senador Mariano Ruiz-Esquide, autor de uno de los tres proyectos de ley sobre fertilización asistida que se han tramitado en el Congreso. Los otros son de Guido Guirardi, el 2006, y de Sebastián Piñera, en 1993. En ninguno hubo acuerdo y se archivaron. Según Ruiz-Esquide, "el argumento de no tratarlo mayormente fue que eran muy pocas las inseminaciones artificiales y que no se iban a producir estos problemas hasta muy avanzado el uso de este procedimiento".
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario