lunes, diciembre 20, 2010

Debate Público sobre la Concertación y la Democracia Cristiana

Las distintas declaraciones públicas sobre la posición de la Democracia Cristiana y las discusiones internas de la Mesa Nacional del Partido con los demás directivas de los Partidos de la Concertación, lamentablemente han generado confusión. A éstos se suman las informaciones y desmentidos sobre eventuales contactos y acuerdos de la Democracia Cristiana y la Derecha

Creo en una DC profundamente comprometida con el pueblo de Chile en sus 70 años de vida. Creo en un sistema solidario, comunitario y con un modelo económico donde no exista la brutal diferencia de ingresos de hoy que han motivado críticas públicas, por ello me parece necesario precisar este debate con un lenguaje abierto pero veraz y sin suposiciones infundadas. Es mi deber para con mis camaradas y para conmigo mismo.

Creo en un Partido disciplinado por consenso a través de una organicidad transparente y ecuánime y por lo tanto no creo que en nuestro Partido se haya instalado el autoritarismo, donde solo algunos pueden hablar porque tienen cercanía con los medios de comunicación o donde los acuerdos no sean analizados por las instancias mínimas de esta misma organicidad.

He repetido hasta la saciedad que hemos venido a la vida pública para cambiar el mundo y no buscar a la derecha salvo, para lograr acuerdos puntuales que el Bien Común del país requiera pero no alianzas presentes o futuras.

He creído siempre en la Concertación como un avance en nuestro desarrollo político que hizo posible terminar con la dictadura y crear un nuevo país. Por lo tanto en la Concertación, desde la Concertación y para con la Concertación en una visión progresista y de cambios profundos nace mi pertenencia a ella. Por eso, a edad temprana de mi vida política fui partidario de esta combinación y ayudé a fundarla y sigo creyendo en ella sin ambages.

Nuestra Concertación se basa en visiones compartidas y también en visiones de algunos aspectos que no estamos unánimemente respaldando. Eso es lógico, porque no somos un solo partido sino la suma y las diferencias de nuestras posiciones filosóficas y políticas.

En esta Concertación, al igual que la DC en su esencia, somos una combinación de cambios, de avance social, de tolerancia política, de contenidos programáticos claros, teniendo a la Democracia como la esencia de nuestro pensamiento.


Cuando se produjo el Golpe de Estado no dudé en rechazarlo junto a mis camaradas Bernardo Leighton, Andrés Aylwin, Sergio Saavedra, Belisario Velasco, Ignacio Balbontín, Jorge Donoso, Marino Penna, Claudio Huepe, Renán Fuentealba y, cuando luego se formó la Cocertación la respaldé y la sigo respaldando sin ambages. He creído siempre que ésta ha sido un avance en nuestro desarrollo político que hizo posible , también, terminar con la dictadura. Por lo tanto en la Concertación, desde la Concertación y para con la Concertación, en una vocación progresista y de cambio profundo, nace mi pertenencia a ella. Siempre la consideramos una opción ética y no una mera combinación electoral. Nuestra Concertación se basa en visiones compartidas y también en visiones que nos diferencian y no es por lo tanto la unanimidad sino en la unidad dentro de la fraternidad y el respeto. Eso es lógico porque no es un solo partido sino la suma y las diferencias de nuestras posiciones filosóficas y políticas. En la Concertación así definida la Democracia Cristiana participa bajo la clara obligación de lograr contenidos programáticos claros e ineludibles como la Libertad, la Democracia, el Cambio Social, el reemplazo del modelo económicos capitalista, la tolerancia y el respeto dentro y fuera de los partidos y para con los partidos ajenos a nuestra propia Concertación.
En las actuales circunstancias y dadas las discusiones públicas producidas quiero precisar lo siguiente, abierto como siempre a la discusión interna :


Ello significa en el momento actual y a la luz de las discusiones producidas lo siguiente:

1. Cada partido tiene su propia identidad y debe ser respetado por los demás y la discusión entre nosotros debe ser esencialmente unitaria, fraternal, abierta en cuanto a los temas a analizar y sincera para precisar las afinidades y los elementos distintivos.
2. La Concertación debe adecuarse, a 22 años de su creación, a los tiempos que corren en cada período y hacerlo en dos dimensiones:
a.) Adaptación, profundización, y avance en los temas nuevos que la sociedad universal nos plantea, especialmente en los nuevos desafíos bioéticos, la mayor participación social, la disminución de la brecha económica, los cambios políticos mayor repartición del poder, la equidad regional y la incorporación del mundo social en el viejo concepto de Radomiro Tomic “la unidad política y social del pueblo”
b.) Defender todo aquello positivo que la Concertación hizo y que fue mucho.
Incorporar en nuestro programa aquellas materias que no alcanzamos a tratar en las áreas ya mencionadas.
Delinear nuestro programa alternativo durante el período del Presidente Piñera y en el mediano y largo plazo enfrentando los próximos desafíos.
Ampliar su actual universo electoral y social para recobrar todas aquellas voluntades que votaron por la Concertación tradicionalmente y que ahora nos abandonaron.
3. Ampliar nuestra búsqueda de respaldo hacia las jóvenes que no están en el padrón electoral, a quienes debemos entregar este nuevo mensaje que ya mencioné a lo que le asigno especialísima importancia así como las juventudes cristianas, a las juventudes del mundo socialista, a las juventudes del mundo laico ligados al PPD y al PRSD. En este ámbito un tema esencial es nuestra preocupación por el mundo intelectual, el mundo jóven de la Educación Superior, la inteligencia entrenada de nuestro país.

Esta ampliación hacia los que nos abandonaron y que queremos que vuelvan quiero precisarla porque ha sido mal interpretada y mañosamente controvertida por algunos personeros del Partido, lo que señalo con fraternidad pero con mucha claridad.

Soy partidario de hacer un esfuerzo por los partidos políticos que hoy no están en la Concertación, como el PRI, los Humanistas Cristianos, y quienes, siendo de la Concertación apoyaron a Jorge Arrate, el MAS, y soy partidario de un acuerdo electoral con el PC, conforme a lo que ya hicimos en las últimas elecciones parlamentarias. He sido claro en rechazar un acuerdo con el PRO, que preside Enríquez Ominami porque traicionó su propia coherencia al no respaldar a Frei, siendo útil al triunfo de la derecha y ha sido extremadamente irrespetuoso con la Concertación y la Democracia Cristiana. No puedo ser más claro que esto.

Desde otra perspectiva se discute si la Democracia Cristiana debe o no hablar o reunirse o acordar materias con la Derecha. Creo en un diálogo positivo, creo que debemos hablar con todos, coincidir con todos cuando sean materias que favorecen al pueblo o contribuyen al bienestar del país, pero eso no significa que debamos llegar a acuerdos electorales con ellos porque tenemos visiones distintas, profundamente distintas en la ética, el significado de los derechos humanos, la economía y visión antropológica del HOMBRE y la MUJER, el Estado y la Sociedad.

En esta línea es que entiendo la llamada ampliación que hemos propuesto.

Me han señalado críticas a este planteamiento y por ello es que quiero señalar aquello que no hemos dicho y que a veces se me imputa irresponsablemente:

1. No he planteado la ruptura de la Concertación y jamás la plantearé.
2. Para profundizar, recoger los temas que fueron nuestros y abrir las puertas a quienes quieran incorporarse no se requiere ni refundar, ni rehacer, ni fracturar, ni darle otro nombre a nuestra coalición porque los cambios deben hacerse en nuestro enfoque político y en la profundización del programa.
3. Renunciar a nuestro SER porque la etiqueta está agotada es negarnos a lo mas profundo de la acción política: primero el programa, segundo las alianzas, tercero los personeros y cuarto las encuestas.
4. Lo que sí he dicho es que necesitamos también claridad en nuestros planteamientos frente a los otros partidos de la Concertación y la Alianza, porque no la hemos tenido.

Finalmente no quiero ocultar las dificultades que hemos tenido entre nosotros. Es un hecho que hemos planteado esta apertura hace mucho tiempo con otros figuras de la Concertación que no han sido consideradas en el trato con nuestra dirigencia de Partido Por eso he planteado al Senador Guido Girardi que la forma de conducir esta visión no se puede basar en la creación de un nuevo referente o destruir la Concertación y por ello mismo me he quejado de la Mesa del Partido cuando nos impide hablar de lo anterior con los demás partidos de la Concertación.

Se nos ha criticado también el que podríamos ser útiles a la ruptura de la Concertación y eso es falso y mal intencionado tanto como si yo acusara que los supuestos contactos de la derecha con la Democracia Cristiana conducen a lo mismo.

Finalmente me niego a entender la política como el no hablar con nadie y encerrarnos entre nosotros. Me niego, también, a transformar la política en un juego de futilidades y banalidades personales.

Por ello me niego, también, a entender que se nos prive del derecho de hablar de política dentro de la disciplina partidaria cuando lo que estamos haciendo es lo mismo que afirman y resuelven los 4 presidentes de la Concertación.

Me alegro que, la mayoría de la mesa, haya desmentido los contactos y conversaciones que Renovación Nacional declara haber tenido con la Democracia Cristiana. Pero eso no obsta para precisar que nuestra tarea política es también hablar y discutir, pero hablar y discutir con todos y no sólo con algunos o sólo cuanto hablan algunos personeros y no otros a quienes se les cuestiona este derecho.

Un abrazo cordialísimo a todos los camaradas en esta Navidad que los demócratas cristianos debemos recordar como el Nacimiento de Jesús y no como el cumpleaños del Viejo Pascuero.

Fraternalmente.,
Mariano Ruiz-Esquide

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