Agradezco muy sinceramente la invitación que se me ha hecho a participar en este panel sobre un tema que ha ido adquiriendo un nivel de gravedad para la salud pública muy alto como es el desorden alimentario y los riesgos consecuentes no sólo en los adultos sino también en los niños.
Para nadie es un misterio que hoy estamos en presencia de “una verdadera epidemia surgida de una mala calidad global de la alimentación” como lo señala hace ya cinco años la Dra. Ana Pineiro Fernández entre nosotros y tantos más.
Quiero aprovecha estos minutos para enfatizar sólo algunos grandes temas en los cuales yo veo el problema al que estamos avocado y que me parecen importantes desde la perspectiva de un parlamentario.
El primero de ellos es que hoy la salud es esencialmente un proceso de prevención, de enseñanza, de conocimientos por parte de las personas postergando la atención curativa, buscando así una mejor calidad de vida y una disminución del costo de la atención médica que llegará en algún momento a ser imposible de soportar económicamente. Todos sabemos que el crecimiento de las economías occidentales está por debajo del crecimiento del costo de la atención de salud.
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