miércoles, diciembre 10, 2008

Intervención del senador don Mariano Ruiz-Esquide

Intervención del senador don Mariano Ruiz-Esquide
en la Junta Nacional del Partido.
12 y 13.12.2008


“Nadie es más grande en el Partido que el Partido mismo”, Radomiro Tomic.
“La revolución será moral o no será” Charles Peguy



Estimadas y Estimados Camaradas :

A partir de las elecciones municipales del 26 de octubre y en torno a la realización de la nueva Junta Nacional del próximo 12 y 13 diciembre, la Democracia Cristiana ha estado sumida en un gran debate de nombres para dirigirla, de análisis de las secuencias con que se debe ligar la elección de una mesa, la elección de un candidato presidencial y la forma de estudiar las razones de nuestra derrota.

Sin ningún ánimo derrotista, sino con la visión crítica de lo hecho y las proposiciones que debemos hacer con el mejor de nuestros ánimos, he reclamado el no haber hecho ya un análisis serio y partidario de los resultados; de aprovechar este tiempo para consensuar nombres a fin de lograr lo que vengo reclamando desde hace muchos meses junto a otros camaradas, la búsqueda de una mesa de unidad integrada e integradora y finalmente iniciar desde ya el quehacer del Partido para los próximos 12 meses y el programa para la candidatura demócrata cristiana.

Lo solicitamos a la mesa porque mi visión es que al interior de la Democracia Cristiana hay diferencias que deben ser resueltas en un debate programático y la única manera de resolverlas es colocar primero el programa, después las directivas y después el candidato. Pero sobre todo porque no hemos aprovechado el valor, la importancia y la obligatoriedad de las conclusiones del Congreso realizado el 2007, ya que a poco de realizarse fue peyorizado, fue olvidado y sólo unos pocos insistimos en su fuerza restauradora de nuestra posición política. Este hecho es tan claro que en la última campaña prácticamente ningún candidato usó los signos o los mensajes del Partido y se remplazó por candidaturas particulares, personalistas y si ningún contenido. Eso hizo posible que muchos camaradas de la propia directiva nacional o de autoridades regionales no tuvieran obstáculos en no apoyar candidatos demócratas cristianos e incluso de apoyar a gente de derecha. Me duele este clima creado de superficialidad en el debate y en la falta de compromiso, respeto y disciplina partidaria.

Debo reconocer que este diagnóstico puede ser rechazado y aún despreciado pero es esto lo que ha pasado y donde hay que hurgar en las razones para explicar nuestra baja partidaria. Hemos perdido mucha confianza nacional porque nos ven incoherentes entre nuestro discurso y nuestra acción e incluso nos ven consumidos por un afán de poder abandonando la ética política que nos demanda desde nuestro nacimiento el cambio social profundo, lo que se ha llamado la línea fundadora. Esta línea muestra la vigencia de nuestra doctrina a través de los años, adecua la ideología a las distintas situaciones, sociales, económicas y culturales que se producen en el país sin alterar la esencia de la doctrina y genera acciones políticas concordantes con lo anterior. Basta ver el debate público para darse cuenta que en este punto hay discrepancias entre nosotros y sólo el debate serio que reclamo y la unidad interna, que es la diversidad nimbada de fraternidad, lo que el mundo chileno nos exige. Nadie nos exige la unanimidad; sí se nos exige asumir lo definido en el Congreso.

Mi análisis crítico apunta a nuestras conductas personales, a la visión que proyectamos y a la decepción que hemos producido en los grupos más dinámicos de la sociedad. Eso es lo que más duele después de años de militancia. Esto no significa que el Partido esté a punto de morir como algunos piensan porque también producimos la emoción de hechos relevantes de nuestra historia. La revolución en libertad, la lucha contra la dictadura, la recuperación democrática y la formación valórica que nos cambió la vida. Por ello depende de nosotros el futuro más allá de los resultados electorales del año próximo.

¿Cómo aprovechar entonces estos días previos a la Junta Nacional? ¿Qué tareas nos impone el Tiempo Actual?. Las resumiría en lo siguiente:

1. Para cada uno de nosotros.
a.) Meditar lo que somos y lo que el Pueblo nos pide
b.) Asumir que primero está Chile; después el Partido y después nuestro Yo Personal.
c.) Cambiar a nuestros enemigos en adversarios y a nuestros camaradas en hermanos.

2. Para la Directiva Nacional.
a.) Encabezar la búsqueda de una instancia programática del Partido en conjunto con el o los candidatos. He hablado con ambos y los he vistos dispuestos a comprender la mutua exigencia para el éxito.
b.) Apresurar un principio de acuerdo para una mesa integradora de todas las visiones internas y no sólo una conjunción de algunas mayorías.

3. Para nuestros candidatos.
a.) Asumir la realidad política de un Partido muy diversificado en sectores y visiones y respetuoso de su identidad para conciliar así el binomio necesario: Partido y candidatos en una acción concertada de campaña y de Gobierno. Por ello al triunfador proclamarlo y a los que no pueden lograrlo la grandeza de apoyarlo. No resisto evitar traer el viejo lema de la España Medieval : Tanto Monta Don Fernando
Monta Tanto Doña Isabel

4. De la Junta Nacional
a.) Garantizar una discusión seria y fraternal; aprobar un grupo de trabajo programático que elabore las líneas centrales del Partido para los 12 meses del Gobierno actual y el programa en un plazo de 45 días.
b.) Si se creyese conveniente proclamar ahora el candidato Eduardo Frei, la alternativa sería su compromiso y su adhesión a este programa con su participación e ideas.
c.) Elegir esa mesa amplia ojala con respaldo unánime.

Queridos Camaradas:

A las horas duras no sólo requerimos “definir para unir” como nos enseña Santo Tomás, sino también “pensar juntos para concretar una vida fraternal” como nos enseño Bernardo.

Por eso asumamos que hay temas que no compartimos, pero seamos disciplinados para atenernos al V Congreso y discutamos como viejos militantes.

No hay en mis palabras soberbia ni búsqueda de cargos. Soy un simple militante que no deseo cargo alguno.

Recojo con afecto las críticas duras de Ricardo Hormazábal cuando critica algunas conductas. Tiene mucha razón pero ahora le pido que luche por la unidad. La razón sin fraternidad es fría y la fraternidad sin contenido tampoco mueve al mundo.

Un gran abrazo fraternal.,


Mariano Ruiz-Esquide Jara
Senador

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