jueves, junio 05, 2008

INTERVENCIÓN SENADOR RUIZ-ESQUIDE MARTES 4 DE JUNIO 2008 MODIFICACIÓN DE LEY GENERAL DE URBANISMO Y CONSTRUCCIONES





REPÚBLICA DE CHILE, SENADO
Legislatura 356ª
Sesión 23ª, Ordinaria (en martes 3 de junio de 2008)





MODIFICACIÓN DE LEY GENERAL DE URBANISMO Y CONSTRUCCIONES
EN MATERIA DE PLANIFICACIÓN URBANA




El señor RUIZ-ESQUIDE.- Gracias, Presidente.
El tema que estamos tratando se puede analizar desde distintos puntos de vista. En mi caso, más que el solo tecnicismo, me interesa referirme al significado que tiene un proyecto que busca resolver la falencia de nuestras ciudades cada vez más grandes, menos saludables, mal distribuidas, con ghettos de gran riqueza y de ultra pobreza que, ya no cabe duda, son más un nicho de distorsión de sus habitantes que un espacio gregario.
Todo aquello que permita intervenir -desde la visión global y técnica hasta la participación social y ciudadana- tendrá mi apoyo dado el fracaso desde la perspectiva señalada hasta la fecha.
Por otra parte, no cabe duda que la plena y abusiva libertad para construir nuestras ciudades ha significado en general, salvo en lugares de alto costo, conjuntos urbanos disociadores y segregadores en razón de la riqueza, que completa magníficamente la brecha de nuestra sociedad, causa primera del quiebre cultural y social y de la irritación de los habitantes de estas grandes ciudades.
En esta misma línea, nadie podría señalar con certeza que los trastornos de conducta privada y colectiva de los centros urbanos provienen de esta realidad urbana o citadina, pero nadie duda ya de su tremenda influencia negativa. La uniformidad de sus construcciones, su falta de hermosura, la carencia de lugares de esparcimiento y la imposibilidad, por razones económicas, de implementación deportiva y social son el origen del maltrato infantil y la delincuencia juvenil. Es también un factor principalísimo del maltrato infantil ya iniciado desde la casa estrecha, la familia disgregada, la pareja sin afecto y una sociedad obligadamente agresora.
Por eso, reitero: todo lo que permita modificar el urbanismo como factor negativo desde el punto de vista constructivo, sino como una exigencia de inclusión social y factor de desarrollo interior, es bienvenido y por ende como parte de una política futura pero pronta.
Desde esos años de la creación del Ministerio hasta ahora el Chile urbano es otro, y sus grandes ciudades han sufrido el impacto de la inmigración rural con el crecimiento marginal, extendiendo su radio de construcciones a niveles absolutamente injustificados, con el despoblamiento central de las ciudades y también con el crecimiento de sectores alejados del resto y con una clara significación, en algunos casos, de un verdadero apartheid. Esto ha transformado a nuestra megaciudades, especialmente Santiago, en escuelas del delito, los que otrora fueron barrios apacibles y de larga gregariedad.
Podría decirse con nostalgia, pero también con la ilusión de recomponerlos, en la vieja frase del anónimo español:
“¡Estos Fabio, ay dolor!
“que son ahora
“dolosos entornos,
“fueron entonces
“dulces lugares!”
En Santiago, como señalé, se agrega el uso indiscriminado de la precordillera, que al ser pavimentada para la natural urbanización termina originando las comunidades pendientes aguas abajo sin la exigencia de una evacuación necesaria.
Si el proyecto ayuda a esto será un cambio de giro de la construcción y el urbanismo en las ciudades.
Ya en aquellos años de creación del Ministerio -que es además de Vivienda esencialmente de Urbanismo y así se planeó siempre- se generaron también argumentos relacionados con la influencia de la expansión territorial y el error de las construcciones pequeñas, estrechas, contrarias en su diseño al desarrollo de la familia y muy especialmente de los niños.
En el transcurso de estos 40 años se ha intensificado, y en la década del 80 al 90 muy especialmente, un diseño de ciudades disociadoras, verdaderos muros para alejar a los más pobres, rompiendo la vieja concepción de las ciudades integradas donde vivían en armonía personas de distintos niveles.
Esta sensación de rechazo, de ghetto, de contención social fue plasmada en forma magnífica también allá por los años 65/70 en el autor nacional Edgard Wolff (grafía por confirmar), que planteaba la invasión de ciertos ghettos hacia los sectores precordilleranos.
Por eso, y para terminar, quiero pedirle a la Ministra considerar la necesidad de incorporar en los diseños públicos y también privados la participación de sicólogos infantiles, para permitir expansión para la convivencia de los niños, como lo he pedido a anteriores Ministros y Ministras de Educación también, en orden a que todo establecimiento educacional tenga, desde su construcción, un lugar deportivo techado.
Hemos visto un aumento de la delincuencia juvenil. Pero la pregunta que uno debe hacerse: ¿qué otra cosa puede esperarse de un maltrato infantil de la más tierna edad en parejas dispersadas, familias sin espacios, barrios sin juegos, ciudades segregadas en una diferencia de ingresos que hoy en Chile está llegando a ser criminal?
Por eso, señor Presidente, señores Senadores, porque tengo confianza en la Ministra, tengo confianza en el Ministerio, y tengo confianza en lo que representa este proyecto, una visión y una misión más humana y progresista es que voy a votar que sí.
Gracias.

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