viernes, marzo 15, 2013

LA DURA CONFESIÓN DE MARIANO RUIZ-ESQUIDE


"Me perdí los primeros ocho o diez años de mi matrimonio", dice al cumplir 24 en el Senado



Las Últimas Noticias 14 Marzo 2013 p. 20 Política 
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Se arrepiente de haber dejado de lado a su familia por su "adicción" a la política. A los 82 años, aunque se siente capaz, no va a la reelección. "Quiero viajar y descansar".
Mariano Ruiz-Esquide cuenta que ganó todas las elecciones a las que se presentó. Como candidato a regidor, lo que hoy sería un concejal, como aspirante a diputado en los 60 y como postulante al Senado, cargo en el que va a cumplir 24 años. Siempre ganó, pero siempre pensaba que perdía.

El día de las elecciones, el senador se levantaba vestido con su mejor pinta, salía a recorrer las mesas de votaciones y volvía a acostarse a las cinco de la tarde. Era un rito. Los nervios lo hacían dormir hasta las ocho, cuando ya se sabían los resultados.

A sus 82 años asegura que no está cansado, pero el martes anunció que no irá por la reelección. Se ha especulado mucho, dice, con que está enfermo o que ya no se la puede por viejo. "Lo digo con toda franqueza y con toda soberbia: me queda un año para hacer muchas cosas".

Estuvo mal el año pasado: su diabetes estaba incontrolable y luego le detectaron un cáncer renal, del que se operó y asegura estar absolutamente recuperado. "Yo soy capaz de hacer una nueva campaña", lanza, pero después de tantos años en lo mismo, Mariano piensa que ya cumplió la etapa. "Llevo 35 años de mi vida dedicado al servicio público, es casi el 40 por ciento de mi vida. Ya está bien", asegura.

Ruiz-Esquide suele recorrer los pasillos del Senado del brazo de una mujer. Es su hija, María Soledad, su jefa de gabinete. Ella y otro de sus tres hijos, Mariano Felipe, trabajan con él. Se van a quedar sin pega ahora.

Hoy, después de la muerte de su señora Inés, hace dos años, tiene una relación estrecha con sus hijos. No siempre fue así y lo lamenta: "La política es un vicio, es una droga, es una adicción. Cómo diablos no me di cuenta de que había que morigerar. Me perdí la adolescencia de mis hijos y me perdí los primeros ocho o diez años de mi matrimonio, y cuando lo pienso, me da mucha pena".

-¿Cree que fue un error?

-Sí, lo reconozco. Y lo he conversado con ellos. Muchas veces lo discutimos con Inés. Fue difícil mantener el matrimonio, estuvimos separados también por lo mismo. Yo haría lo mismo con mi vida, pero moderaría el tiempo dedicado a la tarea. Primero la familia, porque eso no se recupera.

-¿Qué va a hacer lejos del Senado?

-Quiero volver a España, tengo parientes allá. Quiero visitar lugares que no conozco de Chile, como las Torres del Paine, quiero verlas, cumplir un deseo muy grande de volver a Puerto Edén. Quiero viajar y descansar, y si estoy bien, formar a jóvenes. No van a ser tampoco muchos los años que me quedan.

-¿Piensa en la muerte?

-Sería un farsante si digo que no, pero no me preocupa la muerte. Lo que me preocupa es la enfermedad, llegar a ser carga como enfermo crónico. Yo prefiero un patatús rápido. Cuando uno es médico este es un tema de común ocurrencia: uno ha visto a tanta gente morir, mi esposa se murió en mis brazos. Fue una cosa tremenda, de un cáncer pulmonar, por eso mi lucha contra el cigarro. Era bien fumadora, no hubo manera de quitárselo.
"La política es un vicio, es una droga, es una adicción. Cómo diablos no me di cuenta de que había que morigerar"

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